Anton desea tener un hermano mayor con todas las letras, ya que su hermano Buller es autista y, como hacen muchos de ellos, camina mirando hacia arriba. Un día, de forma inesperada, un objeto cae del cielo y otorga a Buller grandes poderes, entre ellos el de conceder a los niños sus deseos. Anton también se beneficia de esta situación, viendo cumplido así su sueño de tener un superhermano. Sin embargo, estas facultades no son eternas, un problema que Antón y Buller deberán afrontar juntos.