Vianne y Annouk: una madre soltera y su hija. Viajan de aquí para allá, y nunca suelen durar mucho en los pueblos donde deciden quedarse a vivir. El último donde lo intentan es Lansquenet, un villa rural francesa, muy cerrada en sí misma y tristona. Vianne pretende alegrar la vida a la gente abriendo una chocolatería, donde tiene dulces para todos los gustos y necesidades. Igual sirven de afrodisíaco para la mujer cuyo marido no le da todo el gusto que quisiera, que para lograr la atención de la persona amada. Pero el alcalde, fundamentalista recalcitrante, piensa que no es una buena idea inaugurar una chocolatería en Cuaresma. Y hace frente a Vianne.