La historia comienza con Juana como una niña pequeña, confesando sus pecados en una iglesia (por segunda o tercera vez en el mismo día). El sacerdote está asombrado con que Juana sea tan profundamente religiosa y la pregunta si todo va bien por casa, con su familia y con sus amigos. Nada parece ir mal en su vida, y el sacerdote comprende que es una chica muy religiosa. Ella sale saltando de la iglesia, agradecida de haber sido perdonada por Dios y Jesús, pero volviendo a casa se extravía, se encuentra una espada y tiene una visión violenta y sobrenatural. Toma la espada y regresa a su pueblo, ahí es cuando ve al ejército invasor inglés ha comenzado a quemarlo todo...